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Sí les digo que estaré triste más tiempo del que esperaba: ¿Dejarán de preguntarmelo? ¿Podrán consolarme como quisiera? Triste respuesta también esa: No. Así que les aviso mis queridos amigos, triste seguiré hasta que se halla filtrado. Hasta que no observe a la gente pasar durante una hora con una hoja en blanco esperando. Hasta que las casualidades se acaben y deje de perseguirme el pasado. -espacio- Te leo mi ejemplo y pienso en como disfrutas crear y como se ha vuelto un poco tortuoso en mi caso. Odio la idea del exorcismo y ahí está mi hoja en blanco esperándome. Mentiría sí no les dijera que tengo tanto miedo. Pero debo creer, más que en otra cosa, en mi. Solo dejenme "sufrir a gusto" -jojo!-. Mi querido ejemplo te leo y se que has pasado por esto. -espacio- Tengo miedo y me siento solo. ¡Gran cóctel de festejo! (Ahora mis amigos háganme un favor: invitémonos un té y un pastel, en vez de decir lo siento anden...)

La respuesta es bastante simple querida amiga: No porque yo exprese lo que usted sugiere, la cosa sería distinta. De hecho, de antemano se eso, por ello no lo dije, ni lo diré. Es cosa de ahorrarse la pena sepa usted. Se que su intención es buena, trata de ayudar. Le agradezco la preocupación.

El tiempo se detiene. Se respira la ansiedad. El miedo. Siempre hay alguien haciendo algo. Como para no pensar. La luz de las cinco de la tarde lo ilumina todo, pero apenas treinta minutos después la obscuridad invita a abandonar el sitio. En estado de sitio continuo. Los sueños también se respiran. Nuestro trabajo de 10 a 18h. Nada glamoroso. Solo nosotros cinco esperándolos a todos ustedes. Esperando el futuro, postergándolo quizás. Aunque también construyéndolo. Que cuando cada uno de nosotros entró por la puerta de cristal renunció a todo y dijo "Si" a este matrimonio nuestro. Suéter. ¡Si!... Siempre.